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SAP: CÓMO INTERVENIR

De todas las fases descritas sobre el SAP (Síndrome de Alienación Parental) la más compleja es la de cómo intervenir cuando se está produciendo un caso de esta tipología. Dicha complejidad reside en la cantidad de elementos/personas/profesionales que deben entrar en juego para poder intervenir, el tiempo que debe transcurrir y la probabilidad de éxito (entendido éste como la normal relación de un menor* con ambos progenitores*).

¿Cómo intervenir en un caso de SAP? Para hacerlo con garantías se requerirá la autorización del juzgado de familia correspondiente. Hay que tener en cuenta que cuando se está produciendo la alienación una de las partes no percibe ningún problema, tan solo ve la negativa del menor a acudir con su madre/padre porque ésta/éste tienen actitudes inadecuadas hacia el menor. Por esto es necesario obtener el documento judicial que autoriza la intervención de todo el conjunto familiar; es decir, progenitores y menores. Dicha intervención debe ser llevada a cabo por un profesional con experiencia en estas circunstancias, que no son tan numerosos como pueda parecer. Ya que no basta con conocer los mecanismos de las dinámicas familiares, sino conocer las motivaciones ocultas de los miembros, y las peculiaridades en la narrativa de los miembros de la familia (especialmente los niños y las niñas). Por lo que haría falta contar con una persona especializada en derecho de familia, iniciar un procedimiento judicial y buscar un profesional de la psicología que se quiera hacer cargo. Es cierto que lo deseable siempre, en cuestiones familiares, es evitar los juzgados, pero en los casos en los que se está produciendo el SAP, no queda otra alternativa, puesto que una de las partes se negará a cualquier tipo de intervención o tratamiento.

El tiempo siempre es difícil de determinar en una intervención psicológica, pero cuando se trata de intervenir sobre un caso de SAP, es aún más impreciso. Las sesiones planteadas deben incluir momentos individuales, grupales, de los menores con el progenitor alienador, de los menores con el progenitor alienado… Se deben dar pequeños pasos, que tienen que asentarse en la dinámica, y para ello hace falta tiempo. También influye en este aspecto, el tiempo transcurrido desde la última vez que el progenitor alienado vio al menor. A más tiempo, más resistencia al cambio, y por tanto una mayor demora en la aparición de resultados. Para no dejar esta cuestión como algo indeterminado, estableceremos entre un año y año y medio de intervención (dentro de este periodo habría sesiones semanales en las cuales deberán de participar todos los miembros de la familia empleando diversas metodologías).

La probabilidad de éxito, al igual que el tiempo, es muy difícil de estimar. Cada familia, y cada caso son diferentes, así como la implicación y el tiempo dedicado (en ocasiones el progenitor alienado llega al límite y desiste en la posibilidad de ver a los menores). También influyen mucho las familias extensas (incluidas en casos aislados en las sesiones) y la presión o implicación de los juzgadores en el seguimiento de la intervención. Entendemos por éxito, como se ha comentado anteriormente, el que exista relación entre los menores y los progenitores alienados, que no quiere decir volver al régimen de visitas que se tenía antes de comenzar los problemas, ni una custodia compartida. Se entiende más como una relación normalizada y flexible, que fluye según las necesidades de cada parte (menor-progenitor alienado) sin la mediatización del otro progenitor. Respondiendo a cuál es el porcentaje de éxito siendo sinceros, lo podríamos ubicar entre un 25 y un 50%. De aquí de la importancia de las fases previas como son la detección y la intervención prematura, siguiendo los indicadores dados de la existencia del SAP en este blog.

En ningún procedimiento judicial que se inicie por esta causa deberá utilizarse la terminología del Síndrome de Alienación Parental, ya que al no estar recogida por los manuales diagnósticos (pese a la insistencia desde la psicología familiar y judicial) podría ser desestimada, siendo una pieza imprescindible.

  *Incluidos aquí ambos géneros, con el ánimo de hacer la lectura más fluida.

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