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Sexo, drogas y… MÓVILES

El título original e inspirador de este post es el que le viene al lector a la cabeza… “Sexo, drogas y rock and roll” ¡Acertaste! Y es que, con el paso de los años y la incursión de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana, el rock and roll ha bajado de escalón de peligrosidad. Aunque realmente todo lo peligroso de antes sigue estando, y lo que hay que sumar, que empezamos a darnos cuenta que habría que sumar, son los móviles (y su conectividad). A pesar de que pienses que tenías móvil hace 20 años, no te daban ni una quinta parte de posibilidades de lo que te dan ahora, y eso es debido a la conectividad. Es decir, que no tenías móvil.

Es una cuestión lógico temporal. Si tienes de cuarenta y cinco años para abajo, es muy probable que tengas hijos/as (que usen móviles), y que tengas padre y madre. Nuestros padres, y la sociedad llevan lustros advirtiéndonos de los riesgos con conllevan la promiscuidad y el abuso de sustancias (principalmente ilegales); lo que implica que a nuestros padres y sus coetáneos también se les adviertiera, y probablemente también a nuestros abuelos, y tal vez a nuestros bisabuelos comenzaron a comentarles alguna cosa. Esto que quiere decir; que estamos altamente prevenidos, y se han aplicado las medidas (desde la administración pública) que se han creído necesarias, contra los riesgos del sexo (enfermedades de transmisión sexual y concepción no deseada principalmente) y de las drogas; pero no hacia el uso de móviles y tablets. De aquí la problemática de no saber como atajar desde la familia, y la problemática de evitar los riesgos de su uso (sexting, cyberbullying, ansiedad, insomnio, dificultad de concentración…). Como siempre, la humanidad primero hemos creado y difundido, y posteriormente hemos intentado corregir.

¿Qué debemos hacer con nuestros hijos e hijas ante el uso del móvil? ¿Cómo podemos hacer para que no caigan en sus riesgos? Y otras muchas preguntas que puedan surgir tienen una sola respuesta, educar. Entendiendo por educar su más amplia acepción, que recoge desde el cuando (la primera infancia) hasta el cómo (dando ejemplo). ¿Se nos ocurriría darle a un bebé un somnífero para que deje de llorar? Por supuesto que no. ¿Y le dejaríamos el móvil o la Tablet? Aquí la respuesta ya no es tan obvia. Esta es la reflexión que debemos hacer. Si desde que son bebes y niños les previnimos, avisamos e incluso prohibimos ciertas cosas ¿Por qué no hacemos lo mismo con el uso de los móviles e internet? Simplemente por dos motivos, nuestros padres no nos han educado en este aspecto y no lo vemos como algo peligroso (hasta que tienen 13-14 años, sino antes, y comienzan a usar y a surgir los problemas).

Hay que educar en el uso del móvil y de internet, igual que educamos en el uso del alcohol, del tabaco, de otras drogas, del sexo, de los vehículos… Y para eso debemos coincidir en ciertos parámetros y convertirlos en normas de uso. Unas medidas orientativas, extraídas del día a día observando casos de adicción a móviles en adolescentes, interviniendo en casos de acoso por uso de contenido sexual… podrían ser las siguientes:

Edad de inicio de uso acompañado (niño/a con madre/padre) de aparatos con acceso a internet.

Tiempo de uso acompañado de aparatos con acceso a internet.

- Edad de inicio de uso individual (niño/a solo/a) de aparatos con a internet.

Tiempo de uso individual de aparatos con acceso a internet.

Normas de uso individual de aparatos con acceso a internet (este punto incluiría aspectos como que los progenitores conozcan las contraseñas, prohibición de creación de perfiles personales en redes sociales…).

- Momentos de no uso de móviles y otros aparatos conectados a la red (comidas, noches…), en los que hay que sumar a los adultos.

Este artículo solo pretende ser un esbozo inicial del camino que se debe emprender desde las instituciones educativas, desde la familia, los terapeutas y la administración pública. Sin duda hay muchos aspectos a tratar y elementos constitucionales, personales, legales, tecnológicos y de privacidad a tener en cuenta. Y que habrá que ir desarrollando.

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